¿Te muestras o vas con máscara por la vida?

Hace unos días, rebuscando entre mis miles de papeles, encontré una hoja con un texto que escribí hace trece años.

 

Me dio un vuelco el corazón al volverlo a leer. No solo me trajo un montón de recuerdos de mi anterior etapa profesional como psicóloga en una Casa de Acogida de Violencia de Género, sino que al leerlo, en ese momento, me encajó. Pese a que lo escribí desde otro lugar y por otro motivo, refleja perfectamente mi propio camino de crecimiento, el cual emprendí hace unos años y es el que me ha llevado hasta aquí, hasta Belleza Imperfecta.

 

Sí, es un texto corto que escribí basándome en lo común que encontré escuchando sus historias de cómo se sentían en tres momentos de sus vidas. Tres fases que acompañé con tres fotos que reflejaban por un lado, la convivencia con sus maltratadores, por otro, la decisión de ruptura de la relación y su estancia en la Casa de Acogida con sus dudas y finalmente, la elección, tras su recuperación, de empezar a vivir por y para ellas mismas, alejadas de sus parejas.

 

Si lees entre líneas y trasladas estos tres momentos a la cotidianidad de tu vida, ¿a qué te suena?, ¿qué necesidad hay debajo de lo que estas mujeres iniciaron y que tú puedes compartir? Seguro que ya sabes a dónde quiero llegar. Qué palabra, con mayúscula, pusieron en marcha para conseguir su objetivo

 

Efectivamente, CAMBIO es la palabra. Porque sí, todos y todas, en algún momento de nuestra vida, hemos sentido la necesidad de hacer un cambio. Es ese algo que sientes dentro de ti y que te dice que tal y cómo estás, no estás bien, que así no puedes seguir, que no eres feliz. Aparece, por tanto, ese chivato que se enciende y parpadea para hacerse notar.

 

Ahora, ¿lo escuchas?. Porque muchas veces esta señal la oímos pero no la escuchamos. Es entonces cuando la resistencia al cambio y los miedos entran en juego y en muchas ocasiones, ganan la partida.

 

¿Qué hacer llegado este momento? Tapar. Esconder. Sobrevivir. Disimular. Aparentar. En definitiva, conformarte y engañarte como una forma de decirte a ti mism@ que no está tan mal tu vida.

 

¿Y tú, dónde estás? ? Porque con tanta capa, puede que no se te vea.

 

¿Habla tu verdadero yo o ese personaje que has creado de ti para sobrevivir y que lleva la batuta de tu vida?

 

Está claro, salir de la zona de confort no es fácil. Pero, llegado a este punto, pregúntate si  acaso lo es el estar viviendo algo que no te hace feliz y que en definitiva, poco tiene que ver contigo. Puede ser un trabajo, una pareja, la relación con tu hij@, con tus padres, amistades, el lugar dónde vives o una actitud tuya o comportamiento que repites una y otra vez, porque de tanto hacerlo has acabado por creer que eres así o tienes que hacerlo así, a costa de tu bienestar.

 

Ahí empiezas a diseñar esa máscara con la que te presentas ante el mundo y que poco a poco, va ocultándote y distanciándote de lo que verdaderamente eres. Puede incluso, que esta máscara sea estupenda y preciosa ante los ojos de los demás y que incluso con ella, consigas grandes resultados. Eso sí, ¿qué precio pagas?. Quizá tensión, malestar, ansiedad, agotamiento… ¿Y a dónde te lleva? A la rigidez, al perfeccionismo, a la soberbia, a la envidia, a la comparación, a no disfrutar, a racionalizar todo, a no sentir…

 

Puede además, que la máscara te lleve al punto, en muchas ocasiones, de situarte en la cruz de una moneda, cuando tú eres la cara. En mi caso, por mucho tiempo iba de borde, distante, dura, cuando en el fondo soy sensible, tierna y afectiva. ¿Y en tu caso? ¿Ves esa cruz y esa cara?

 

No lo olvides, son capas y más capas que te vas poniendo y que acaban por ocultar tu verdadera belleza,   “tus colores del alma”. 

 

¿Y todo para qué? ¿Cuál es el resultado? Podemos decir muchas cosas, y cada una y cada uno lo vivirá de una manera diferente y lo hará desde uno u otro motivo, ya sea para protegerse, encajar, buscar reconocimiento, ser querido o querida, o lo que sea. Eso sí, la infelicidad será el resultado final.

 

Una vez que descubres tu máscara o máscaras, porque puede haber más de una, no se trata de darla una patada. En un momento dado, la construiste porque te era necesaria para afrontar tu vida y obtenías un beneficio por ello. Ponla a un lado, es parte de ti. La diferencia está en que ahora ya no le das el poder para dirigir tu vida y que actúe de forma automática por ti. Puedes en cada momento, elegir de qué forma te quieres presentar al mundo e incluso, si tu decisión es utilizar tú máscara, ahora lo harás desde otro lugar y con consciencia. No será ella la que te lleve, sino que tú tendrás el poder.

 

No me voy a enrollar más porque quiero compartir contigo el texto que escribí y que no me podía imaginar, que pasados trece años, aquello iba a reflejar hoy, lo que es un proceso de Coaching de Imagen. Es como ver en un folio, algo que cobrará sentido en un futuro sin tú saberlo. Ahora,  vais a poder imaginaros con qué cara me he quedado al leer estos “COLORES DEL ALMA”.

I

Escondida tras una máscara

mira, sin querer ver la realidad

y aparenta felicidad, cuando en verdad,

por dentro, está seca y vacía.

Su alma está destruída

porque hace tiempo que dejó de sonreír,

porque hace tiempo que dejó de sentir,

porque hace tiempo que dejó de vivir…

Simplemente sobrevive

II

¿Subir o bajar?, ¿Ascender o descender?

¿Avanzar o regresar?

Dudas y más dudas, lucha y más lucha.

Así es, el camino hacia la recuperación,

son peldaños de una escalera

que una misma tiene que recorrer,

que una misma elige recorrer.

III

Ya no hay miedos que bloqueen,

ya no hay lazos emocionales que axfisien,

ya no hay máscaras que engañen.

¡Esta soy yo!, ¡He vuelto, aquí estoy!.

Con ganas de dar, de recibir, de ser, de estar,

de disfrutar, de respirar,

de sonreír, y sonreír, y sonreír……

 

¡Tú decides!. Vivir ocultándote tras una máscara con el peso que eso supone o vivir mostrándote tal y como eres, dejándote ver desde tu vulnerabilidad y también, desde tu belleza imperfecta.

 

Ya me dirás a dónde te han llevado estas palabras. Estaré encantada de leerte en los comentarios.

 

Te espero en el próximo post y mientras tanto, hoy si cabe con más fuerza, ¡se tú y brilla desde tu Belleza Imperfecta!

 

 

4 comentarios
  1. Miriam
    Miriam Dice:

    Hola Belleza imperfecta:

    Cambio, que palabra tan esperanzadora y a la vez tan aterradora. A lo largo de mi vida he tenido que introducir bastantes cambios (laborales, pareja, amistades, familia, vivienda…), bien impuestos por otros, bien elegidos por mi y la verdad que al principio inmovilizan, cuestan y producen cierto vértigo. Pero a la larga el cambio te abre una nueva oportunidad. Estoy convencida que los cambios te hacen avanzar, conocerte y crecer. Hace poco elegí, por diferentes razones, un cambio laboral y cuando me lo concedieron asaltaron a mi cabeza mogollón de dudas e incluso dudé si era la decisión acertada. Pues lo fue y, de momento, mi cuerpo lo está agradeciendo. Se que los cambios son difíciles y que no todo el mundo puede hacerlos cuando quiere pero yo fui consciente que lo necesitaba, esperé y mi oportunidad llegó. Así que animo. Besotes.

    Responder
    • Teresa Contreras
      Teresa Contreras Dice:

      Hola Miriam!

      Efectivamente, hacer un cambio da vértigo porque eso supone salir de la zona de confort donde se está cómoda y calentita. Mientras no se entre en la zona de pánico, hay un espacio donde, como tú muy bien dices, el cambio te abre una puerta tu crecimiento.

      Además, como somos un sistema, y vivimos dentro de sistemas, un cambio en un aspecto de tu vida, va a tener influencia en otro.

      ¡Enhorabuena! por traspasar ese vértigo inicial y seguir adelante.

      Besotes.

      Responder
  2. Marimar
    Marimar Dice:

    Tengo una persona muy cerca que lleva escondida tras una máscara tanto tiempo que no sé quién es ahora. Las palabras de tu texto la describen perfectamente, y aunque ha decidido ya dar un paso adelante y CAMBIAR, dudamos los que estamos cerca hasta de su sombra. Creo que es porque todo lo que sabemos de ella ha sido una mentira, no nos mostraba cómo estaba ni cómo era su vida y, ahora, como el cuento de Pedro y el lobo, no nos creemos nada más.
    Sabemos que no le será nada fácil y que además tendrá que pagar un coste alto para recuperar su propia realidad, esa que ansía tanto, una vez liberada de las presiones.
    Me ha llegado muy de cerca y quería compartirlo.
    Un saludo enorme.

    Responder
    • Teresa Contreras
      Teresa Contreras Dice:

      Hola Marimar;

      Gracias por compartir.

      Iniciar el cambio ya es un paso. Acuérdate que la máscara vino en un momento dado porque era necesaria para sobrellevar aquello que nos está pasando y que no sabemos resolver de otra manera. Y a veces, se queda tan pegada, que la propia persona no la ve, aunque los demás la vean.

      Es necesario que sea la propia persona quien la vea y solo así, ese cambio será posible o al menos, ya no se podrá autoengañar.

      Besotes.

      Responder

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *