¡Ilusiones para el Nuevo Año!
En estos días de final de año, es común hacer balance de lo que ha supuesto el año en curso, de lo que ha acontecido en estos doce meses. Yo no me escapo a ello y seguro que a ti, de alguna u otra manera también te pasa.
Lo que no sé si te ocurre también, es esa conexión con tu parte más infantil y esta época es propicia para ello.
La Navidad con sus villancicos, luces de colores, árboles de Navidad, adornos navideños… abre la puerta a toda una magia alrededor que para mí, la hace muy especial. Es una época que disfruto como una niña pequeña.
Con la llegada de la Navidad, a mí me invade un sentimiento de ilusión, fantasía, alegría y por qué no decirlo, de curiosidad e ingenuidad, propios de mi niña interna.
Sí, en estos días, vuelvo por momentos a ese estado infantil que me permite disfrutar de un montón de pequeños detalles, que se van sucediendo, a mi alrededor. Me encanta el soniquete de los Niños de San Ildefonso cantando los números de la lotería, pasear por las calles al anochecer disfrutando de las luces, comprar regalos, envolverlos, esconderlos, irme de vermut en el aperitivo con mis amig@s en Nochebuena y Nochevieja, cenar y comer con mi familia, pelar el marisco, atragantarme con las uvas, y pasarlo muy, muy, muy, mal, toda emocionada, hasta que llega la noche de los Reyes Magos pensando en qué me habrán traído.
Cierto es, que lo vivo con mucha intensidad y lo dicho, ¡me encanta!. Confieso, que a veces, mi hermana que me conoce muy bien, me ha enredado, de tal forma, bueno, más bien a esa niña interna de la que os hablo, hasta el punto de que algún regalo que otro, se me ha escapado y me lo ha sonsacado. No he podido esperar hasta el día 6 de Enero.
Sí, dentro de cada un@ de nosotr@s, existen tres formas diferentes de expresarnos, interactuar y relacionarnos con el mundo. Son tres partes principales de nuestra personalidad, reflejo, cada una de ellas, de todo un sistema de pensamiento, sentimiento y comportamiento. Son los llamados, tres estados del Yo del Análisis Transacional de Eric Berne: PADRE. ADULTO. NIÑO
Está el Yo Padre desde dónde sientes, piensas y actúas como esa figura parental o autoritaria que has interiorizado. Desde ahí te mueves en “lo que debe ser”, “en lo que debes o no debes hacer”, “en lo que está bien o está mal”, en las normas, responsabilidad, en lo que es correcto en cada momento, la ética, la moral… Tiene como función juzgar, ordenar, criticar, proteger, aconsejar, etc.
El Yo Adulto, desde dónde eres capaz de racionalizar, reflexionar, de pararte a pensar en la mejor opción, proponerte objetivos, resolver problemas en tu día a día y actuar en consecuencia sin dejarte llevar por las emociones o sentimientos. Todo depende del contexto en el que estés. Desde este estado, los conflictos son menores y el bienestar, mayor.
Y como no, el Yo Niño, ese estado que os he descrito arriba, en el que me encuentro por momentos y a lo mejor, tú también, donde impera esa forma natural, espontánea, emocional, creativa, ingenua, fantasiosa, entusiasta de sentir, pensar, vivir e interactuar con la realidad que te rodea.
No quiero salirme de esta parte de mí, que tanta energía me da, para desearte un maravilloso 2018 donde hagas realidad todo lo que te propongas y disfrutes cada uno de sus 365 días.
Te espero en el próximo post y mientras tanto, ya sabes, ¡se tú y brilla desde tu Belleza Imperfecta!
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