Hoy en día es común encontrar un alto porcentaje de personas que han incorporado, en su rutina diaria, algún tipo de ejercicio o deporte.
Una gran mayoría de esas personas, han decidido hacerlo, en los diferentes Clubs de Fittness y Wellness, Gimnasios o Centros Especializados de Yoga y Pilates, entre los que se encuentra TU EMPRESA. Ahí, encuentran una gran variedad de clases colectivas o salas de máquinas especializadas, para poder llevar a cabo un entrenamiento específico.
Te propongo, convertirlos en entrenamientos “globales”, donde no solo se trabaje como motivación principal, una mejora en la imagen física, sino que esta mejoría se amplíe a las otras dos dimensiones de la persona: a la imagen interna que tienen de sí mism@ y a la imagen externa que proyecta. Si estas tres imágenes, identidad, cuerpo y estética, están en armonía, la persona se verá mejor y disfrutará de mayor salud, bienestar y plenitud al reconocerse tal y como es.
¿Quieres ir más allá?
A nivel general, la imagen, es importante, no es algo banal. Y en tu empresa, si cabe, aún más. Sabes que un amplio número de personas, entran por la puerta, esperando mejorar su imagen. Ahora, la forma de acercarse a ello o mejor dicho, el objetivo para conseguirlo, va a depender, principalmente, de hacia dónde dirija su atención.
Si ese foco a la hora de hacer ejercicio, se centra en una imagen basada en unas medidas ideales, propias de unos cánones de belleza establecidos, difícilmente alcanzables por la mayoría, existe una alta probabilidad de que se genere en tus soci@s enfado, cansancio y frustración. Es más, pueden llegar a lesionarse al llevar su cuerpo al límite, con el consiguiente abandono del Centro.
Incluso, algunas personas que “sí” han conseguido “cumplir” con esos cánones a los ojos de cualquiera, puede ocurrir que sigan entrenando con insatisfacción personal, porque su foco está en la “perfección” y desde ahí siempre le faltará algo. Pasar de tener el foco en “lo que me falta” a “lo que tengo y soy” supone pasar de hacer ejercicio con sacrificio y esfuerzo a fluir con el mismo y disfrutarlo. ¡Qué cambio!, ¿verdad?
Desde Belleza Imperfecta, esa búsqueda de mejora en la imagen, pasa por la aceptación de lo que se es, desde la Imagen Real y por el reconocimiento, en cada una de las personas, de su propio potencial para ponerlo a favor de sus objetivos. Es un “entrenamiento” global donde cuerpo, identidad y estética se unen para que la persona pueda CRECER con su práctica deportiva y proyectar, así, una imagen auténtica, fiel a ell@s mism@s.
¿Quieres que tu Centro ofrezca algo diferente?
¿Has pensado en distinguirte frente a tu competencia?
Ahora puedes hacerlo, enriqueciendo tus Servicios a través del Coaching de Imagen.
¿Qué conseguirás?
Captar a nuevos soci@s y fidelizar a los que tienes por innovación de Servicios
No solo practicarán ejercicio, sabrán para qué lo hacen y así, sus resultados serán mayores, al estar sus objetivos ajustados a su realidad.
Tus soci@s disfrutarán, se sentirán felices y satisfechos.
¿Quieres apostar por ello?
MI PROPIA EXPERIENCIA
Ahora sí, bailando desde la fluidez y el disfrute
El deporte y yo hemos estado unidos desde temprana edad. Gimnasia rítmica, baloncesto y en los últimos 15 años, las clases de yoga, pilates y las de baile, me han acompañado. Puedo decir, que el deporte es parte de mí, está totalmente incorporado en mi estilo de vida.
Eso sí, mi forma de hacer deporte y los beneficios que consigo con ello han cambiado desde que llevé a cabo mi propio proceso de Coaching de Imagen.
Bailar desde la rigidez y el perfeccionismo, como hacía antes, poco tiene que ver con bailar desde la fluidez y el disfrute como hago ahora. El cambio ha sido espectacular lo que me ha repercutido de forma favorable a nivel personal, corporal, estético y social.
Mi rigidez mental y perfeccionismo se traspasó a mi cuerpo y desde ahí bailaba, con movimientos rígidos buscando la perfección y así me vestía, con ropa estructurada y tiesa que reforzaba, aún más, tanto mi rigidez corporal como mental.
La toma de consciencia que ofrece un proceso de Coaching de Imagen, permite establecer estas conexiones entre los tres sistemas (identidad, cuerpo y estética) e iniciar con ello, el cambio de dentro a fuera o viceversa.
Tus soci@s, también pueden experimentar esta transformación. ¡Ábreles esa puerta!
Orientar los objetivos a cubrir necesidades reales y no ideales, motiva y da sentido a lo que se hace
Te has preguntado alguna vez ¿para qué hacen ejercicio tus soci@s en tu Centro?
¿Y desde dónde hacen deporte?
En sus respuestas, está la fuerza que les mueve a acudir, cada día, a TU CENTRO. Es su motor.
La vergüenza, los complejos, la soberbia, la envidia, la comparación, la competición con los demás o el miedo al ridículo o a exponerse, no parecen ser buenos aliados. Tampoco creencias tales como: “yo no puedo”, “no valgo”, “yo puedo con todo, no tengo límites” o “qué pensarán de mí”.
Si fueran estos sus “desde dónde”, ¿Crees que es la mejor forma de que obtengan resultados y consigan sus objetivos?
Alinear esa fuerza que te mueve a hacer, con un buen lugar desde dónde hacerlo, te pone en el camino de lograr lo que quieres. Debajo lo que hay son necesidades que necesitan ser cubiertas y cuánto más ajustadas a la realidad estén, mayores serán los beneficios que logren. ¿Te gustaría que este fuera el lema de tu Centro?
Ten presente que ir al gimnasio a hacer deporte es un escenario más de la vida dónde, casi con toda seguridad, se van a reproducir los patrones de conducta que las personas tienen en otros ámbitos.
Cuando se hace ejercicio no solo lo está haciendo el cuerpo. Este es el vehículo de comunicación que va a expresar fuera el cómo se siente por dentro. Las creencias, los límites, las emociones, los autosabotajes, la falta de autoestima, los complejos, etc, también levantan pesas, hacen yoga o se mueven al son de una bachata en la clase de zumba. Es más, aunque de forma consciente o inconsciente, se trate de ocultar, tapar e incluso de aparentar que todo está “superbién”, el cuerpo no miente y lo expresa a través de la imagen.
Cuando una clienta dice antes de entrar a la clase de zumba “yo prefiero ponerme detrás, en la última fila, para así no verme”, está expresando quizá, sin darse cuenta, mucho de cómo se lleva con ella misma y qué imagen expresa fuera.