LLenarte o vaciarte: ¿Qué eliges para crecer?
En el post anterior, vimos algunas claves para hacer esa limpieza de armario de forma consciente para que a la vez, te fueras “limpiando” tú.
Cuando haces esa limpieza poniendo el foco en dejar solo aquello que te representa de verdad y que habla de quien eres, sin trampas ni cartón, estás haciendo un ejercicio de autoconocimiento y un trabajo con el desapego y el vacío.
Ya sabemos que nuestra imagen externa es una proyección de la imagen interna y viceversa, que según estés por dentro, así lo vas a reflejar fuera, independientemente de que vayas con el mejor look del mundo.
Ambas imágenes, interna y externa, no están separadas, ni una es más superficial que otra, según lo entendemos desde el Coaching de Imagen. Eso sí, se te puede ver a ti o, a una imagen que te has construido de lo que crees que eres tú. La base y la diferencia para situarte en uno u otro extremo, está en tu autoconocimiento. Cuanto más hayas profundizado en este trabajo, integrando tanto lo que te potencia, como lo que te limita, más cerca estará la una de la otra, mayor coherencia habrá entre las mismas y más te mostrarás al mundo tal cual eres. En definitiva, habrá transparencia en tu imagen y brillarás desde tu autenticidad.
Al escribir estas palabras, de inmediato, me ha venido a la memoria un cuento muy especial al que le tengo un gran cariño por lo que me aportó en su momento. Pone de manifiesto este dilema entre lo superficial y lo profundo, entre lo externo y lo interno, entre ser y aparentar, entre ese copiar modelos que te igualan y hacen que pases desapercibid@ para que encajes o ser únic@ buscando tu propia identidad. No te doy más pistas, para que saques tus propias conclusiones.