Es curioso que, hoy en día, todavía sigamos viendo la imagen como algo equiparable, principalmente, a un vestuario, a unos colores, a unos complementos, a un maquillaje o a un peinado con el que mostrar una apariencia “perfecta”. Con ello, parece que cumples con unos cánones de belleza establecidos, los cuales, te llevan a ser reconocid@ por tu entorno y a sentir que perteneces y encajas, a costa, en muchas ocasiones, de hipotecar tu propio bienestar.
Y todo esto, ¿para qué?, ¿qué pasa si no estás perfect@? Y más importante aún, ¿qué pasa si no eres perfect@?
Existe otra filosofía oriental muy diferente de concebir la belleza: Wabi-Sabi o lo que es lo mismo, la belleza de lo imperfecto. Esta antigua corriente estética japonesa rinde culto a todo lo que es auténtico reconociendo, que “nada es perfecto, nada es permanente y nada está completo”. ¡Qué alivio!, ¿verdad?
Incorporar este nuevo concepto supone dejar atrás insatisfacciones y sacrificios y empezar a vivir disfrutando de ser quien eres. Así, realmente muestras tu belleza.